martes, 28 de enero de 2025

Desde Almería al Holocausto: en memoria de las víctimas del nazismo.

 Al menos 146 almerienses fueron asesinados en campos nazis

Se cumplen 80 años del momento en el que se puso fin a los 1.689 días de asesinatos, dolor y humillaciones transcurridos en el campo de exterminio de Auschwitz. El 27 de enero de 1945 el ejército soviético liberó -entre Auschwitz, Birkenau y Monowitz- a más de 6.000 prisioneros. Es esta la razón por la que este lunes se celebra el Día Internacional de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto. Y es que antes de que se ponga el sol en Polonia, todos los ojos estarán fijos en el acto organizado en dicho país por el 80 Aniversario, en el que 54 delegaciones de todo el planeta estarán presentes para honrar a las víctimas.

Más allá de la presencia de los Reyes de España junto a otros monarcas y jefes de Estado, las significativas ausencias de líderes como Trump, Putin o Netanyahu hacen evidente la necesidad de que se celebren actos como el mencionado, que pretende traer a la actualidad los horrores de una historia que no ha de volver a repetirse.

La huella del nazismo en Almería

Si bien se tienen datos de ciudadanos de Almería que fueron asesinados en Auschwitz, como lo fue María Alonso (por el momento, la única mujer de Almería que murió en un campo de concentración alemán), la mayoría pasaron sus últimos días en los campos austríacos más temidos. De un total de cerca de 5.000 españoles que murieron hacinados en Mauthausen y en su campo satélite (Gusen), al menos 146 fueron almerienses. 

Así se refleja en la lista publicada en 2019 en el Boletín Oficial del Estado, en el que, con nombres propios y apellidos, decenas de personas se suceden poniendo rostro y procedencia a las macabras cifras del Holocausto: Gador, Roquetas, Albox, Vélez Rubio, Gérgal, Abla, Mojacar, Bédar... son pocos los municipios que se libran de tener entre las páginas de su historia alguna víctima del nazismo.

"Habían salido de España tras la Guerra Civil y el hecho de ser republicanos o luchadores por la libertad ya era condición suficiente para llevarlos a los campos", explica Rafael Quirosa-Cheyrouze, catedrático de Historia Contemporánea en la Universidad de Almería. Esta condición se agravaba si además se sumaban a la lucha por la resistencia francesa, una decisión que muchos tomaron pensando (demasiado optimistamente) en la consiguiente derrota del franquismo si caía el nazismo.

Este fue el caso del partalobero Joaquín Masegosa, quien luchó tanto en la guerra española como en la francesa para conseguir morir muchos años después en la tierra que lo vio nacer; o de Jacinto Cortés García, el pechinero que ayudó al famoso fotógrafo de Mauthausen a esconder los negativos de las barbaries diarias cometidas en el campo de concentración.

Junto a estos cabe recordar al gadorense Juan Camacho Ferrer, férreo defensor de la memoria democrática, y a Antonio Muñoz Zamora, que, tras 50 años de lucha por mantener el recuerdo de su propia historia y la de sus compañeros, falleció de viejo en 2003. Los suyos solo son algunos de los cientos de nombres almerienses que sufrieron el infierno en la tierra y de los pocos que sobrevivieron para contarlo.

"No va de izquierdas ni de derechas"

Desde La Voz contactamos con el profesor Rafael Quiroga por llamada telefónica. Conversar tranquilamente es una posibilidad que a priori se da por hecho, pero, como señala el propio Quirosa, "no nos damos cuenta de que antes, en tiempos totalitaristas, esta llamada podría ser intervenida por el Gobierno para denunciarnos". Lo que el docente quiere trasladar es que "se nos olvidan todas las libertades que se han tenido que conquistar" a lo largo del tiempo: "Este es uno de los peligros de la actualidad: hay que seguir consolidando derechos", advierte. 

"A veces me preguntan si es posible que lo que pasó se pueda volver a repetir ahora. Yo les digo que sí", confirma rotundamente, para después añadir que "la historia demuestra que todo puede volverse a repetir". Es por esto que actos como el de esta tarde en Auschwitz son tan esenciales para él: "Es necesario recordar. Esto no va de izquierdas o de derechas. Hay unas cuestiones y unos valores básicos generales en los que todos deberían estar de acuerdo, sin división". 

Para el profesor, la historia sirve para algo más que para que gente como él, historiadores, tengan un pan que llevarse a la boca. La historia sirve para aprender: "Yo no soy de los que piensa que la historia se repite siempre, pero sí es verdad que si no tenemos en cuenta lo que ha pasado, no sabremos reaccionar ante los problemas futuros", apunta. En una sociedad desmovilizada y acomodada, en la que sus jóvenes nacieron ya en democracia; en la que la política genera desafección y desidia; y en la que canales comunicativos como las redes sociales propician la desinformación, efectivamente, "se corre el riesgo de perder las libertades que ganamos".


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